Joe Hill, un héroe de la clase trabajadora

5 de mayo de 2005


Joe Hill (1879-1915)

Joe Hill es el título de una película sueca de 1970 y dirigida por Bo Winderberg, uno de los más importantes directores de su país. En ella se narran los hechos que llevaron a la ejecución del líder sindical Joe Hill en 1915.

La historia comienza con el viaje que Joe realiza como emigrante desde su Suecia natal a Estados Unidos. Una vez allí, entra en contacto con el sindicato de los Wobblies (su nombre auténtico era International Workers of the World, pero acabó llamándose así porque los inmigrantes tenían muchas dificultades para pronunciar las siglas IWW). El IWW llegó a contar con un cuarto de millón de afiliados, pero fue descabezado durante la Primera Guerra Mundial, cuando 150 de sus líderes fueron encarcelados. Siempre acompañado de su banjo, Joe empieza pronto a componer canciones sindicalistas. Tras trabajar una temporada con los Wobblies, viaja a Utah, donde, por proteger a la mujer que ama, carga con un asesinato y es ejecutado ante un pelotón de fusilamiento.


Joe Hill

Joel Emmanuel Hägglund nació en Gävle (Suecia) el 7 de octubre de 1879. Su padre, Olof, era un trabajador ferroviario que tuvo nueve hijos, de los cuales Joel fue uno de los seis que lograron sobrevivir. La familia Hägglund eran feligreses devotos de la iglesia protestante, en la que aprendieron música. Joel tocaba el órgano, el piano, el acordeón, el banjo, la guitarra y el violín. En alguna ocasión comentó que disfrutaba más tocando el violín que comiendo. Su padre murió en 1887 y su madre en 1902. Los hijos tuvieron que vender el hogar familiar y la familia se disolvió. Joel emigró a Estados Unidos en compañía de Paul, uno de sus hermanos, bajo el nombre de Joseph Hillström.

Llegó a Nueva York en octubre de 1902. Los hermanos Hägglund habían estudiado inglés en Suecia. Tenían una imagen idílica de Estados Unidos como la tierra prometida, el paraíso idílico de la prosperidad para todos. Pero nada más llegar el emigrante sueco se dio de bruces con la evidencia. Tuvo ocasión de conocer a fondo la realidad capitalista más salvaje, al recorrer los Estados Unidos de costa a costa desde Nueva York hasta Hawai, como hobo en los trenes de carga o de polizonte en los barcos, trabajando en las minas, en la industria maderera y como estibador de los muelles. Su ingenuo mito se rompió pronto por las duras condiciones de trabajo y la salvaje explotación que padecían los trabajadores inmigrantes.

Se estableció finalmente en California y cambió otra vez su nombre, el definitivo, Joe Hill. En 1910 se afilió al sindicato IWW, los wobblies y fue uno de los dirigentes de la huelga de los trabajadores del muelle de San Pedro, en California. En 1912 le apalearon dejándole una cicatriz durante un mitin en San Diego. El sindicato IWW comenzó a utilizar la música para atraer la atención de trabajadores en reuniones sindicales, e incluso en las esquinas de los barrios obreros. Hill compuso canciones revolucionarias que aparecían en los periódicos del sindicato, Industrial Worker y Solidarity.

La fórmula del IWW consistía en poner estrofas pegadizas y combativas a las canciones populares y a los himnos que cantaban los trabajadores. Hill solía decir que un libro es bueno, pero pocas veces se lee más de una vez, mientras que una canción se aprende de memoria y se repite continuamente. Esa era la fuerza de la música como instrumento de lucha obrera. El sindicato recopiló todas esas melodías, publicando un folleto titulado Libro rojo de canciones (Red Songbook) con repertorio de himnos para las manifestaciones y piquetes de huelga. Estas canciones tuvieron una extraordinaria importancia, ya que la mayor parte del proletariado estadounidense era inmigrante y apenas hablaban inglés ni ningún otro idioma común. Hill era un decidido partidario de la incorporación de las mujeres trabajadoras a la lucha de clases. A causa de su lucha sindical los capitalistas dejaron de contratarle en California, y tuvo que trasladarse a Utah, donde comenzó a trabajar en unas minas cerca de Salt Lake City. Allí ayudó a organizar en 1913 una huelga en la empresa United Construction Company.


Joe Hill

Poco después de esta lucha, un antiguo policía, John B. Morrison, fue asesinado junto con su hijo Arling de 17 años en un asalto a la tienda de comestibles que regentaban en Salt Lake City. Le dispararon dos individuos que penetraron en ella enmascarados. Su hijo trató de repeler la agresión y, aunque logró herir a uno de ellos, fue también abatido por los disparos. Un segundo hijo consiguió escapar escondiéndose en la trastienda. Morrison siempre había manifestado que había dejado de ser policía porque le habían amenazado debido a alguna detención que practicó. En la misma noche del asesinato, el 10 de enero de 1914, Hill había sido atendido por Frank McHugh, un médico de ideas socialistas, a causa de una herida de bala en su hombro izquierdo en su consulta de Murray. Hill le dijo a McHugh que había sido herido en una pelea por una mujer. Además el médico pudo comprobar que Hill iba armado con un revólver.

A pesar de sus ideas socialistas, el médico denunció a Hill a la policía al leer a la mañana siguiente la noticia del doble asesinato en la tienda de Morrison. De acuerdo con la policía le tendió una trampa a Hill, citándole en su consulta tres días después de la cura, durante la cual le dio un sedante para que la policia pudiera detenerle más fácillmente. La policía ya conocía sus actividades sindicales. Relacionar el asalto a la tienda con la herida de Hill era lo más sencillo, así que aprovecharon la oportunidad para deshacerse de él. Lo detuvieron inmediatamente rompiéndole los huesos de una mano de un golpe. Hill rechazó confesar cómo se hizo la herida y tampoco dio el nombre de la mujer con la que había pasado la noche para evitar comprometerla, porque estaba casada. Se quedó sin coartada aunque arriesgaba una condena a muerte porque Hill fue acusado del asesinato de Morrison y su hijo.

Los dirigentes de IWW denunciaron que la detención de Hill era un ataque directo al movimiento sindical. Los capitalistas del oeste, especialmente los empresarios mineros del cobre de Utah, habían conspirado para quitarse de enmedio a Hill con ayuda de Harry MaCrae, director de una agencia privada de detectives. Incluso el gobernador del estado, William Spry, admitió que deseaba utilizar el caso "para frenar a la calle que ruge" y para despejar el estado de sujetos sin ley y agitadores del IWW. A pesar de ello fue declarado culpable de asesinato y condenado a muerte. Le dieron a elegir entre ser ahorcado o fusilado.


Joe Hill (Bo Winderberg, 1970)
Escena de la película Joe Hill (1970)



Joe Hill
El cuerpo sin vida de Joe Hill



Joe Hill
Funeral de Joe Hill (1915)



Joe Hill personifica la más pura tradición de la canción revolucionaria. Quería componer canciones para aventar las llamas del descontento, y lo consiguió. Nunca grabó discos, pero los 53 temas que compuso se siguieron cantando en los piquetes de huelga, en las reuniones sindicales, en los mítines y en las manifestaciones. No conservamos su voz, pero sí sus canciones que, aún hoy, forjan los emblemas de la unidad y la solidaridad entre todos los obreros. La antorcha que él prendió sigue encendida.


1 comentarios:

Fuenteovejuna 20 de noviembre de 2012, 0:06  

citado en http://la-memoria-de-fuenteovejuna.blogspot.com.ar/2012/11/el-musgo-y-la-piedra.html

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